No, no es el nuevo muñequito japonés de moda.
Ni un plato chino.
Ni un grito de guerra un poco así.
Es una historia que se remonta al principio de los siglos... O bueno, igual al principio del último cuarto del siglo pasado, pero veis? Era más largo decirlo así. Os ponéis más pesaditos...
En fin, a lo que iba:
Es una historia que se remonta a... hace muuucho tiempo. Concretamente, a cuando yo era un tierno infante (ahora ya no soy tierno). La historia en si la podéis descubrir en el ya famoso post de revelaciones del (sin duda imprescindible) blog de las Ruvis,
este post de aquí. (Pinchad en "
aquí").
Se trataba del post de "
El Zementerio de las Istorias Increivles i Sin Emvargo Beridicas" (Dios, me ha costado hasta copiarlo). Allí las Ruvis nos confesaban increíbles datos biográficos y sus comentaristas, animados, contábamos otros muchos. Entre ellos, como no, yo. Que no me puedo callar. Y menos en ese blog. Antes de continuar este post... os invito a que echéis un vistazo al que os comentaba y
lo leáis.
Pero bueno, en resumen, yo contaba la terrible historia de
como un día estuve a punto de morir a manos de un ser horrendo, ser abducido por unos marcianos o vaya usted a saber qué cosas por vaya usted a saber qué bicho,
que se acercaba a mi habitación (de tierno infante, recuerden) por el pasillo, de noche, haciendo un ruido espantosamente misterioso. Algo así como... "Yiiii-koooo!!!". Pausado. Periódico. Cada vez más cerca. "Yiii-kooo"... hasta el momento en el que se iba a revelar ante mi!
Y era, la imbécil de mi hermana con una bocinita de esas que llevan dentro algunos muñecos de peluche, que lo aprietas y hace (Sí, lo han adivinado) "Yiiii-koooo!!". Que estaba gastando una broma. Ja-ja.
Aún me río. Sí.Pues bien, tras contar este trauma y compartirlo, una visita del "Comando Elche Ampliado" a Valencia el mes pasado hizo de terapia al respecto y me sorprendió con
un estupendo regalo de la Negra Murguera (visiten su blog!), que es un encanto y un amor de mujer, que me hizo descubrir la verdad.
Por fin. ¡¡El rostro terrible del monstruo de... Yiii-koooo!!Y jo, visto así, ¡es que es muy majo!
Lo hizo ella solita, la Negra, que es una artista, con lana y toda su maña y encima... ¡huele a cocacola! (En serio). Es una campeona. Desde luego, tras esto me dejó absolutamente a sus pies.
¡Muchas gracias Negra!Ahora, el monstruo que me atormentó una terrible noche me acompaña todas las demás, en mi habitación.
Y a mi hermana, ¡que le zurzan!
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