Se me ha ocurrido el tema de recuperar la tendencia guionística que en algunos momentos tomó el blog, mediante la excusa de los contratos.
Uno de los momentos que más nos fascina a la gente que nos dedicamos a esto de la televisión es el de "la llamada". Es decir: El momento en el que alguien, te propone un trabajo. Ya puede ser una propuesta formal o una propuesta con prueba (o un anuncio). Da igual. El hecho en sí (y sobretodo el proceso) nos da para un montón de charlas de café (o té) con amigotes y colegas... y eso es lo que me apetece ahora.

El primero de mis contactos laborales fué en una radio-televisión local. Concretamente, de la insigne ciudad de Castellón. El principio de la relación con la empresa fue por las tradicionales prácticas universitarias de verano, mientras estudiaba la carrera. Ya sabeis: dos mesecitos currando de sol a sol por cero euros, mientras los trabajadores malpagados del año pueden tomarse sus escasas vacaciones.
Así me pasé dos veranos: escribiendo noticias, locutándolas, montándolas para televisión, grabando como cámara, editando reportajes, cubriendo actos para la radio, haciendo de editor de informativos, tapando agujeros, etc... Cualquier cosa. La ilusión, ¡ya saben! Y yo tenía mucha, la verdad. Ir por ahí con el logo y los pases de una cadena tan importante (era una radio y una tele en cadena) vestía mucho.
Tras esos dos veranos en los que me pagaron (en suma total de los dos años) unas 50.000 pesetas de las de entonces (por más de 100 días a 8 horas mínimo el día), llegó el momento en el que, por fin, me hicieran una oferta.
La oferta se veía venir porque oye, funcionaba. Y porque por su gran política de trato al trabajador, la gente estaba huyendo a cascoporro. Yo acababa de licenciarme y bueno, les venía muy bien porque sabía editar, grabar, locutar y escribir. Además, me encantaba la radio y la tele y por algún sitio debería empezar, así que ellos también me venían muy bien a mi, así que esperaba al director del "asunto" para que me hicieran algún tipo de oferta.
El "asunto" era una empresa formada por una radio (emisora local de una importante cadena estatal) y una televisión local (que también emite en cadena). Ambas divertidas por aquello de que podías meterte con Carlos Fabra y el PP de Castellón, que siempre tiene su aquel. Pero aburridas porque estaban (y no se si aún están) gobernadas por un señor... peculiar.
El tipo era un periodista que provenía de un periódico (me dijeron que era director, aunque no lo confirmé. Sí, yo no soy periodista) al que habían puesto a dirigir una tele y una radio. La idea parecerá ridícula. ¡Pero no! Era peor aún. ¡Dirgía una tele y una radio local! ¿Y? Pues a ver, que si diriges una tele importante, se puede amortiguar tu grado de ineptitud por la cantidad de profesionales que la pueden poblar. Pero... ¿En una local donde la mayoría de gente capaz huye? ¿Y en una local que acaba de nacer? ¡Exacto! El caos campaba a sus anchas.

Uno los grandes hitos del señor fué el de organizar un programa que consistía en reportajes sobre pueblos de la provincia (calles, lugares, gentes, etc...) de unos 35 minutos de duración cada uno. El reportajito, además, debería emitirse en bruto. Es decir: Montaje en cámara. O más clarito:
Más te vale currarte cada plano con la duración exacta y sabiendo cual va después porque tal y como lo grabes lo emitimos y no vas a poder editarlo ni ná. Y con locuciones, entrevistas y palabreo delante de cámara. Vamos, la movida padre.
Pues bien, el hombre decidió que dado que duraban 35 minutos, en un día yo podría grabar unos... "a ver: 35 minutos, si este curra 8 horas... quitando el ir de pueblo a pueblo, ¡unos 6 los hace facil facil!"
Y así lo dijo. Tal cual. Lo juro.
Pues bien, ese hombre (hay tantas cosas que podría contar pero no quiero, Jesús! -esto era una exclamación, no un nombre... claro) un buen día decidió ofrecerme un contrato. Sus condiciones eran: trabajar 6 días a la semana, dos de ellos sábado y domingo, empezando antes de las 7 de la mañana y librando los lunes. Todo cuatro perras que no llegaban a medio-mileuristas. Eso sí, mis hijos podrían ser de mi propiedad y tal...
Evidentemente, viendo la cantidad de curro que ya había hecho de gratis, viendo la cantidad de publicidad que mueve la cadena, viendo la pasta que este señor se endosaba -comprobado- al mes por hacer
ese trabajo tan especial, pensé que hay que
SER muy rastrero para ofrecer eso a un currante, licenciado, cualificado con resultados más que comprobados y que tampoco pedía mucho más que respeto, brother...
Le dije lo que opinaba: No me parece justo.
Y su respuesta aún resuena en mis oídos...
Benditas palabras.
- Pero... pero... ¿pero tú quien te crees que eres para pedir más? ¿Quién te cre es que eres? ¡Tu no eres nadie!
-
(Silencio) (Mirada de ¿yo nadie? ¿y vos... directorcete de local castellonense?)- Tu... ¡Vale! Yo no soy nadie tampoco pero tú, tú... ¡tú eres menos!
Eso me enseñó mucho más de este mundo que los 6 meses gratis anteriores. Qué crack.
.
Continuará....